La transgresión es inminente; aunque subjetiva, controlada y quizá mas en el tono de una victoria pírrica dado el nivel de cooptación , la obra de Kehinde Wiley aun genera un poderoso segundo de aliento al dignificar al cuerpo de oprimido a través de una representación frontal, sin filtros o esterilización premeditada.
Una ejercicio urgente de reapropiación histórica mediante una narrativa que literalmente invade espacios tradicionalmente negados a nuestra existencia.