Una de las estrategias mas viles de neutralización y comodificación de las que el HIP HOP ha sido parte es sin duda la legitimación de aquellas tesis en las que se afirma que esta experiencia tuvo una génesis en los 70's, ya que reduce y minimiza todos los procesos históricos, culturales, espirituales y politicos previos referentes al cuerpo y producción cultural del históricamente oprimido, los cuales vienen gestando manifestaciones que necesariamente formularon las condiciones para que el HIP HOP se constituyera como tal.
Los mañosos reconocimientos al HIP HOP por parte de la ONU como una cultura de carácter universal y patrimonio de la humanidad tienen una agenda asimiliacionista, pero sobre todo un carácter reduccionista en el que el multiculturalismo bajo las condiciones de las democracias liberales mitiga y termina por silenciar toda condicionante afirmativa en cuanto a raza, empoderando únicamente el rol histórico de la comunidad blanca, ubicándola como parte de una ecuación necesaria en este aparente e ingenuo melting pot de la armonía, con los elementos perfectos para satisfacer las necesidades del corporativismo y las fantasias de la blanquitud alrededor del mundo.
Eminem al final de los 90's suplía las necesidades de la industria cultural dominante al representar a un paria blanco, casi white trash, que era capaz de rapear narrativas "incendiarias" moralmente, las cuales brindaban la posiblidad de sensibilizar al mayor consumidor de rap en los Estados Unidos; adolescentes blancos en middle america.
La narrativa cambió 15 años después y hoy la industria cultural hegemónica ya no capitaliza con historias que glorifican el abuso a las anfetaminas o el parricidio, sino a través de una consciencia comodificada y segura, la cual va de promover derechos por la comunidad LGTB a campañas por la "liberación" del Tibet, siempre e irremediablemente desde una plataforma de total privilegio a través del cuerpo como en el caso de Macklemore.
Elvis Presley ain't got no soul, Chuck Berry is Rock & Roll. Mos Def
Alguna coincidencia histórica?
Es así que una gran parte del análisis critico en cuanto a HIP HOP se refiere, sigue empecinado en generar bitácoras enfocadas en datos estadísticos, detalles estéticos y análisis lingüísticos, que si bien es cierto son interesantes y relevantes, son al mismo tiempo enfoques cómodos , estériles y sin capacidad de cuestionar o transgredir estructuras trazadas por la industria cultural o la historia misma.
Esa es la razón por la que hoy recomendamos ampliamente el libro I mix what i like; A mixtape manifesto! por Jared A. Ball , ya que es un brillante ejercicio de periodismo emancipatorio el cual realiza una analogía del Hip Hop con respecto a la condición del cuerpo del oprimido como sujeto colonial. Una revision histórica a los procesos de colonialismo interno acompañado de referencias musicales elegidas a detalle.
Relevante.