No es que nos habiamos dormido con los primeros proyectos de Kendrick Lamar, pero la realidad es que To pimp a butterfly aparece para llenar un hueco en la industria cultural mainstream en el que la relevancia / análisis discursivo, musicalidad y estética están compaginados perfectamente y estableciendo el potencial de jugar el rol mas complejo que un artista con responsabilidad social puede aspirar; sonar en la radio, sonar en un club, sonar en un salon de clases siendo herramienta de pedagogía crítica y ser no solo afirmativo sino transgresor políticamente.
Alright visualmente genera placer en diferentes contextos.
Kendrick Lamar nos prueba que Pensar y gozar no son experiencias mutuamente excluyentes.