Resaca de un absurdo esperado.
Al liberalismo le falló la utilización de “Pied Piper” como estrategia, en la cual capitalizarían mediante el engrandecimiento modulado de un candidato aberrante para posteriormente captar a su favor el voto del miedo. El chiste se cuenta solo.
Donald Trump es una condición auto-inmune en el cuerpo de las “democracias liberales”.
No calcularon que ni la xenofobia, la misoginia, ni el racismo estructural como parte central de una agenda política, ni la incapacidad intelectual o la torpeza diplomática de Trump iban a poder hacer mella en el corazón de la blanquitud y la supremacia blanca como estructura multidimensional operante.
Nuestra condición como sujetos coloniales dentro de los bordes creados por la mayoría de los estados-nación es una realidad irrefutable y no sería a nivel fundacional muy distinta en el caso de que Clinton hubiera sido electa, sin embargo, la elección de Trump legítima condiciones de opresión que al menos “en papel” ya habían resultado parcialmente "extintas" (aunque se tratara de una simulación) en administraciones pasadas;
Fascismo a la clara, sin rodeos.
El cuento del modelo binario “demócrata/republicano” como universo totalitario del proceso democrático ya no le funcionó ni a la clase media Blanca de los suburbios, mucho menos a nosotros.
Asimilacionismo dócil entre la Lumpen-Burguesia de color, comfort subjetivo y falso sentido de inclusion son los viejos patrones que vuelven a florecer como tendencia general en muchas comunidades, lo cual desafortunadamente representa la consolidación de un proceso pacificador de todo tipo de disidencia.
No todos tienen claro como sacudir la resaca o como articular el hartazgo.
Otros estamos cansados de salir corriendo, porque hemos vivido corriendo por cientos de años; las piernas flaquean.
No todos tenemos el privilegio de poder montar comunidades utópicas en la campiña canadiense, y tampoco podemos tirarnos de cabeza a los orígenes de nuestra diaspora porque ni siquiera tenemos el privilegio de conocer sus coordenadas precisas.
Es cierto, no estamos viendo nada nuevo, pero al mismo tiempo seria un ejercicio de auto-flagelo el pretender normalizar y naturalizar el clima político actual.
Es preciso solidificar nuestra condición antagónica mediante procesos políticos alternos a las estructuras de participación existentes, desde todos los frentes posibles, del margen hacia el centro, siempre, del margen hacia el centro; un otro poder.
Bocafloja
Quilomboarte / Sociedad Cimarrona