La capitalización a partir del desastre no es un concepto nuevo, ha sido en si mismo uno de los motores cruciales en la carrera por combustionar algunas de las iniciativas mas mercenarias de la agenda neoliberal como remitente.
De booms inmobiliarios a costa de procesos de gentrificación despiadados y activación inminente de ONG’S como complejo industrial, a la reconfiguración del tejido social a través de modelos que agudizan la inequidad y estratificación.
A las estructuras de poder no les interesaba mucho que comunidades como la de San Gregorio Atlapulco en Xochimilco, México (y muchas otras) estaban literalmente bajo escombros después del terremoto, porque el brillo mediático de su asistencialismo estaba claramente enfocado no solo en zonas de mayor interés económico inmediato, sino en aquellas narrativas que pudieran acomodarse a un discurso que centra al “humanismo", a las expresiones de “solidaridad" y a valores de "conciencia cívica", apelando de esta manera al "engrandecimiento el fervor patrio" como un vehículo idóneo para distraer y generar una cortina de humo capaz de aminorar la crisis en el sentir público, al punto de fabricar historias como la de Frida Sofía, mismas que cuadraron perfecto en un reality show donde la tragedia se convirtió en un espectáculo.
El estado no merece ningún tipo de crédito. Fue la sociedad civil, particularmente los jóvenes, quienes coordinaron iniciativas de respuesta espontánea, de comunicación e información alternativa en momentos donde la especulación reinaba, de redistribución de la ayuda de formas mas justas y en muchísimos casos completamente al margen del aparato institucional.
En el caso de Puerto Rico tras el paso del Huracán Maria, el rol del gobierno federal se ha apegado a las practicas y estrategias de abuso colonial mas “típicas”; las que parten de la sobreexplotación y transmutan al desentendimiento, en un momento en que las necesidades mas básicas no son resueltas, generando una crisis humanitaria gravísima.
Trump, fiel a la grotesca y por demás violenta teatralización de sus intervenciones públicas, haciendo uso de su ya común displicencia y beligerancia, repartió (mediante un aberrante movimiento que simulaba un juego de baloncesto) toallas de papel a población afectada por el huracán, como una miserable e indignante falta de respeto que no puede leerse mas que como una agresión directa, no solo al pueblo de Puerto Rico sino a cualquier persona con un mínimo sentido de la empatía.
El término “Estado Libre Asociado” no es mas que un eufemismo. Puerto Rico es una colonia de los Estados Unidos y la lucha por su independencia tiene años de trabajo y esfuerzo desde diferentes frentes.
Loíza y San Gregorio comparten muchos trazos símiles cuando de revisar la historia colonial se trata. Las poderosas ráfagas de viento y las abruptas sacudidas de la tierra se sienten en ambas latitudes como síntoma inequívoco de la rentabilidad financiera a través de la muerte no solo física sino social del históricamente oprimido.
A problemas viejos, nuevas conversaciones, en un San Gregorio a Loíza express.