Se agradece por deconstruir la hipermasculinidad.
Se agradece por recordarnos que la relevancia de la música tiene que pegar en las costillas y ese golpe puede ser mas relevante que la propia discursividad.
Se agradece por ayudarnos a sanar , por hacer del oro y el brillo una experiencia holística coherente con nuestros cuerpos.
Desde Londres, MNEK, perdidos en su melodia.