La descentralización de nuestro consumo cultural es prácticamente un quehacer político.
Así como por consenso afirmamos categóricamente que la legitimación del “buen cine” para nosotros no viene de la riviera francesa, también es prudente entender que nuestra música, o la música nuestra, tiene una denominación de origen conectada a la experiencia diaspórica, no a un puñado de apartados postales definidos por la industria cultural hegemónica.
Quizá pocos saben que la industria cinematográfica en Nigeria es la tercera mas importante del mundo. Cuantas películas nigerianas llegan a las salas de “cine de arte” en el continente americano al año?, seguramente muy pocas y en algunos países probablemente ninguna.
La música no es la excepción.
Es así que hoy gozamos con “Ojuelegba” de Wiz Kid.
Una ventana Lagos.
Asómate.