Veneración a deidades manufacturadas; culto ciego, crónicas de la irresponsabilidad comunitaria.
La mierda explotó y lo mas fácil fue montarse en el fuero subjetivo de una mitología diseñada a conveniencia, sustentada en la angostura de la nostalgia de una ovación en base a los años de antigüedad.
Hay evidencias bastante claras de que Afrika Bambaaata es un abusador sexual.
Después de sentir la presión mediática, incluso Zulu Nation (organización fundada por Bambaataa) la cual ha mostrado evidencia de ciertos posicionamientos conservadores con respecto a varios temas, tuvo que dar la cara y condenar lo sucedido, manifestando que ese tipo de conducta no era permisible dentro de sus códigos de conducta.
Ya hemos mencionado anteriormente lo problemático que resultan esos análisis reduccionistas en los que el Hip Hop es definido únicamente como un “movimiento cultural que surgió en los 70’s en el sur del Bronx” ya que esterilizan por completo todas las experiencias políticas, culturales, diaspóricas, raciales, económicas y espirituales previas a su aparente “génesis”.
Para la agenda política de organismos como la ONU es absolutamente estratégico co-optar al Hip Hop y comodificarlo como un instrumento idóneo en la promoción del multiculturalismo mas mañoso dentro del marco neoliberal.
Hip Hop es un conglomerado de procesos que no pueden centralizarse en narrativas que lo neutralizen y restrinjan a cuatro elementos artísticos fundacionales y códigos de legitimación uní-dimensionales.
Es indignante ver que muchísimos miembros con visibilidad dentro la comunidad de Hip Hop estaban abiertamente mucho mas preocupados por el hecho de que la acusación en contra de Bambaataa lo delataba como partícipe en practicas homosexuales, que por el motivo central del conflicto; abuso a menores.
Aparentemente en esta construcción imaginaria de “lo real” dentro de estas narrativas hegemónicas promovidas por estos personajes de la comunidad Hip Hop, resulta mas problemático ser homosexual que abusar sexualmente de un menor.
Resulta absurdo y muy preocupante el nivel de homofobia, así como la afirmación de una subjetividad patriarcal y falocrática como eje central en los criterios consensuados dentro de la comunidad.
KRS-ONE por ejemplo realizó uno de los testimonios mas estúpidos y graves que a mi entender se hayan escuchado en la historia del Hip Hop, aseverando “When you’re talking about Afrika Bambaataa, first of all, you’re talking about the person who invented Hip-Hop” “Anyone who has a problem with Afrika Bambaataa should quit Hip-Hop.”
Lo cual se traduce: “Cuando hablas de Afrika Bambaataa, primeramente estas hablando de la persona que inventó el Hip Hop”, “Cualquiera que tenga un problema con Afrika Bambaataa debe retirarse del Hip Hop”.
Cuerpo propio, vergüenza ajena.
Si de esto se va a tratar la jugada, hay que rechazar enfáticamente la “suscripción a su club social”.
Muy lamentable escuchar un testimonio tan angosto de criterio y tan fuera de contexto, especialmente por parte de un hombre de 50 años de edad quien es uno de los protagonistas e ideólogos mas influyentes en la historia del Hip Hop.
Dicen por ahí "Respect the architect", "Respeta al arquitecto", pero olvidaron añadir que el sentido crítico no debiera sustraerse jamás de la ecuación.
Es así que a pesar del abrasivo control que la industria cultural mainstream pueda tener sobre el Hip Hop, este se sigue resignificando y transformando todos los días desde la experiencia periférica y hacia el centro de poder, evidenciando que la nostalgia miope por la "era dorada" no tiene ni tendrá mayor incidencia en la gente joven mientras se siga empecinando en trazar criterios de legitimación arcaicos que dejaron de ser coherentes con los lenguajes, estéticas y producción de conocimiento actual que parten desde el margen.