Get out es una representación simbólica de la muerte social Negra.
El horror como categoría fílmica resulta meramente decorativo (para bien), cuando la discusión central de la narrativa es evidenciar las fantasias coloniales de la blanquitud.
El director, Jordan Peele , no destaca por un análisis intelectual brillante y a decir verdad sus proyectos anteriores de comedia se caracterizan por tener una simpleza casi bufonesca. Si bien es cierto, Get Out no es (ni pretende serlo) "cine de autor”, pero su relevancia radica en la capacidad de abrir plataformas de discusión relevantes con respecto a políticas raciales se trata, en contextos de consumo cultural popular y masivo, lejos de las elites académicas y sus torres de marfil.
Chris, el personaje principal interpretado por Daniel Kaluuya, es animalizado al punto de perder por completo la consciencia de si mismo, lo cual va generando indignación progresiva en la audiencia, misma que celebra de forma orgánica cada acto en defensa y revancha que Chris ejecuta en busca de salvar su vida como una metáfora de pequeños golpes emancipatorios, los cuales siguieron siendo tibios en términos de su representación política en pantalla dada la deliberada intención del director por “salvaguardar la humanidad” del personaje mediante un final modulado que no compensa con la misma moneda las vejaciones sufridas durante toda la historia, medida que a mi parecer sigue siendo complaciente con la moralidad blanca liberal, la cual sin lugar a dudas hubiera entrado en conflicto si el asesinato inequívoco de la female master hubiera sido perpetuado con la misma fuerza y sobretodo como una alegoría al cimarronaje.
Victoria a medias.
Un cuento sobre la psique del oprimido, la exotización de los cuerpos periféricos, las agendas tramposas del multiculturalismo y la colonialidad en el contexto afectivo.