El feminismo blanco no sabe que hacer con Amber Rose
Por Zoé Samudzi
(Articulo publicado originalmente via Blackyouthproject.com)
Desde el comienzo del 2017, y de forma mas notoria a partir de la Marcha de las Mujeres (E.U.A), hemos visto la utilización simbólica de la vagina como un tótem del movimiento feminista mainstream.
Inspirado en un movimiento de resistencia frente al endoso de la violencia sexual por parte del Presidente Trump a través de su comentario grabado en el que este menciona “grab them by the pussy”, las representaciones simbólicas van desde versiones caricaturizadas de úteros a slogans como “This pussy grabs back”, convirtiéndose un reclamo del poder de nuestro sistema reproductivo y cuerpos en general.
Sin embargo, estas políticas del cuerpo están orientadas alrededor de una comprensión exclusivista de la condición de mujer.
Primeramente hay una relación obvia bajo la cual úteros, vaginas y la capacidad de procreación son elementos utilizados para definir nuestra feminidad. Por un lado, nadie excluiría a mujeres cisgénero por haber removido sus úteros u ovarios o por no dar a luz, mientras que mujeres transgénero son constantemente excluidas y objeto de transmisoginia por parte de feminismos cis-céntricos y sociedad cisgénero en general.
Comunidades de gente no conforme a las construcciones binarias de género quedan también excluidas de este entendimiento, hecho que responde en gran medida a la influencia de la Segunda Ola del Feminismo en la que muchos elementos centran al pene como el enemigo, como en la afamada cita de Andrea Dworkin que aparece en su libro Intercourse de 1987 en el cual expresa: “Violation is synonym for intercourse” / "Violación es sinónimo de coito”, afirmando que el sexo heterosexual apela a la violación.
Debido al proceso asociativo entre violencias de género y el pene que algunos hombres poseen, los hombres transgénero con vagina son claramente mas aceptados en muchos espacios de feminismo radical en relación a mujeres transgénero, como puede ejemplificarse mediante el caso del ahora extinto Michigan Womyn Music Festival y su política de admisión transmisógina.
Aunado al asqueroso esencialismo biológico, la propia estética de la vagina como un símbolo caricaturizado es problemática mas allá del ridículo de su condición sheer y rosa.
Históricamente, la representación de vaginas rosas ha estado asociada a nivel simbólico con la aparente pureza y pulcritud de la mujer blanca, mientras la representación de vaginas cafés con frecuencia se asocia a símbolos deleznables de impureza referentes a mujeres de complexión obscura, al grado de existir productos químicos de blanqueamiento de vagina que funcionan bajo la misma premisa que los populares productos para blanquear la piel en otras partes del cuerpo.
Las políticas del cuerpo en el marco del feminismo resultan ineficientes y particularmente poco interesantes mientras estas no reconozcan las jerarquías raciales y políticas racializadas de aceptación-deseo.
Mujeres No-blancas socializan bajo los términos de una construcción en la que son menos apreciadas que las mujeres blancas e incluso en el contexto de mujeres de color existen jerarquías coloristas bajo las cuales las mujeres de piel mas obscura son consideradas menos atractivas y menos valiosas.
Aquí el caso de Amber Rose, quien basa su feminismo en las políticas del cuerpo y su experiencia como stripper. Su Festival Slutwalk afirma y promueve la libertad sexual y los espacios seguros para la mujer; Una celebración a la agencia de la mujer para vestirnos como nos plazca, para tener sexo consensuado cuando queramos, estando libres de estigmas y violencia en nuestra contra por las decisiones que tomamos.
De forma predecible, a nivel social generalizado Amber Rose ha sido criticada por ser madre y continuar posando desnuda o con ropa que revela partes de su cuerpo.
Por otro lado y de manera también predecible, ella ha sido criticada por parte de muchas feministas ya que su forma de afirmar el feminismo radica en el propio cuerpo y en el comportamiento sexual, como si las políticas de género que emergen de la participación directa en trabajo remunerado a través del sexo o el ocupar una forma de sexualidad cosificada fueran motivo de invalidación.
Recientemente, al promover la tercera edición de su Festival ella publicó una foto en la que aparece con un bikini top y una bata, pero con la parte inferior descubierta, revelando su vello púbico.
Yo personalmente quedé gratamente sorprendida al saber que ella tenia vello púbico, considerando que se ha socializado la idea de que las mujeres debemos sentir avergonzadas de ello y removerlo por completo.
De nuevo, Amber Rose fue puesta en la “guillotina” de muchas feministas quienes no entienden el por que ella tiene que desnudarse en el nombre del “feminismo”.
Dada la fijación genital del feminismo mainstream acentuada desde el inicio del 2017, el nivel de hipocresía es confuso. Las mujeres debemos reclamar nuestros cuerpos y como feministas debemos apoyar la autonomía del cuerpo de la mujer, entonces, es Amber Rose una “mala feminista” por centrar su experiencia en el cuerpo y sexualidad?.
Estas políticas de respetabilidad misógina se encausan a la discusión de raza, considerando el hecho de que la mayor parte de sus críticas previenen de mujeres blancas, partiendo de premisas que no cuestionan la substancia de su feminismo sino se enfocan en la desnudez mostrada en sus selfies.
Mientras Emma Watson puede cruzar la linea segura de las “fotos provocativas” en el nombre de la estética y moda sin que se cuestione su “credencial de feminista”, o Lena Dunham puede jugar con la desnudez como un artefacto performático en sus rutinas de comedia y seguir siendo "una voz líder del movimiento feminista en nuestra generación", Amber Rose es dibujada como un ser incapaz y falto de inteligencia para utilizar su cuerpo como un vehículo que empuja la agenda política del feminismo.
El feminismo de Amber Rose es criticable e imperfecto, justo como todos nuestros feminismos y así debe ser. Hay por ejemplo, algunas críticas útiles provenientes de mujeres Negras con respecto a la utilización de la palabra Slut, señalando lo complejo que es para nosotras el poder abrazar esa palabra dada la imagen estereotípica de Jezebel.
Profundizando, su libro How to Be a Bad Bitch del 2015 ofrece consejos terribles que bien pudieron haber sido arrancados de una sección de la revista Cosmopolitan, incluyendo “joyas” que normalizan la infidelidad masculina (“los hombres engañan, punto”), construcciones que refuerzan la condición binaria “virgen-puta” al explicar porque algunas mujeres no practican sexo oral, pseudo-positividades sobre “el porque es importante sonreír” o el porque es “importante tener un amigo gay” dada la "aparente veracidad" de los estereotipos asignados a la homofobia.
Las políticas de respetabilidad sexual que intentan dictaminar cuales son las expresiones legitimas dentro del marco feminista son misóginas dado que buscan definir los bordes de la expresión política de la mujer basados en estructuras sociales estandarizadas de la “decencia”.
Refutar a una mujer que utiliza su sexualidad para alentar a otras mujeres a sentirse cómodas consigo mismas mediante el argumento de “Ponte mas ropa” es casi adolescente, y desemboca en una adultez resentida que gana recompensas por parte del patriarcado.
Sin profundizar de lleno en el contenido de sus políticas, las críticas sobre Amber Rose giran entorno a la idea de que la desnudez no empodera a nadie y que el “feminismo” real no se trata de sexo, fallando en los alcances colectivos de nuestra liberación y pareciendo mas un intento frustrado que favorece al patriarcado.
Amber Rose no te esta forzando a ver las fotos que publica en las redes sociales, ni esta obligando a las mujeres a quitarse la ropa como camino único a la liberación. Ella esta abriendo espacio para una conversación acerca del porque las mujeres deberían sentirse cómodas haciéndolo en caso de que esa fuese su elección.
Entonces, que es lo que realmente te molesta de ella?
Zoé Samudzi es una feminista queer Africana, escritora y estudiante de doctorado en la Universidad de California - San Francisco.